30.1.11

Yo no quería volver.

Volví. Y las dos ideas que me estuvieron rondando todo el mes por la cabeza, ahí están, una hecha a medias y estrellada en secreto contra el monitor, la otra volando por la estratosfera, donde se quedan siempre las ilusiones. Y ahora mis horizontes son mucho más mundanales: Burocracia por las mañanas, siestas por las tardes, novelas por la noche y una rutina insoportable de principios de febrero.


Si yo estaba tan bien ahí!! Cuando estaba de buen humor pensaba que a lo mejor acá me esperaba alguna sorpresa; y en el peor de los casos me lamentaba porque no me esperaba nada. Pero acá estoy, frente al desastre. 

15.1.11

Un par de fotos por el camino


Me fui lejos,





Busqué por el cielo,



Por otras tierras,


Hasta bajé al fondo del mar!!

Perseguí al Sol...


Y no te encuentro, ¿estarás más cerca y no te estoy viendo??

14.1.11

un siglo queriendo poder entrar al blog, y ahora, que descubrí que en un sector especial del piso, entre la cama y la mesa, hay señal, no solo es mi último día acá sino que me olvidé todo lo que tenía para decir. A ver si dura la señal hasta que mis ocurrencias vuelvan a mi...

10.1.11

No era momento.

(vacaciones familiares, otra vez)
No, definitivamente no elegí un buen momento para querer dejar de quejarme. Lo malo es que me salió. ¿Pero quién me manda a mi a querer empezar algo en enero? Mirá que yo lo tengo claro, eeh: El año no empieza en Enero, empieza en Marzo, Abril quizás. Pero serían las ganas de que algo cambie que hicieron que me deje llevar.
Y no me quejé. No dije nada de la pila de mochilas ajenas a mis pies, ni de las 40 camperas innecesarias, no me quejé de la música mala del auto, ni de que mamá se enoje porque me pongo auriculares y no la escucho cuando ella no escucha aunque no tenga auriculares. Comí sanguches de estación de servicio sin insistir en que me cae mal comer en los viajes largos y que no me iba a desnutrir por un par de horas. No me enojé porque no pararon cuando se los pedí. Cuando terminamos en una cabaña en el medio de la nada viendo gran hermano sin comer, no me quejé ni dije que yo les había advertido que salir a las once de la mañana y hacer el viaje en dos días no tenía sentido, pero que si lo hacíamos averigüemos al menos el nombre de algún pueblo. Tampoco dije nada del aislamiento, el aburrimiento, ni lo insoportable que se vuelve nuestra convivencia semiforzada cuando tratamos de compartir actividades de verano, siendo las cuatro personas que menos combinan en el mundo para elegir algo para hacer. Ni siquiera me quejé del clima horrible que nos había tocado, del viento, ni de que si hubieramos ido el primer día a puerto pirámides a lo mejor llegabamos a ver las ballenas, pero prefirieron ir a ver lobos marinos. Apenas renegué un poco cuando intentaron despertarme más temprano de lo que me desperté nunca en el año, pero no cuenta, ya saben que cuando estoy dormida no respondo de mí.
Pero ahora que lo veo desde otro punto de vista, creo que en realidad no decidí YO dejar de quejarme. Simplemente perdí la capacidad. Como perdí la de llorar y la de gritar, y casi que cada vez me cuesta más reir. Lo de hoy era para Llorar y como ya no me sale llorar grité, pero nisiquiera grité como yo se hacerlo; solo unos grititos desesperados y después un enojo forzado. Y una vez que se me pasó el enojo, nisiquiera nos reímos como siempre hubieramos hecho. Supongo que estoy vieja... Y ya te dije otra vez que es-la-úl-ti-ma-vez que vengo con ustedes. Pero todos los años me terminás comprando con esa cara de lobo marino y alguna estupidés de las que tanto me entusiasman. Esta vez no, te juro que dentro de un año voy a haber hecho algo de mi vida y voy a estar donde quiera Yo. No se si llegaré a la casa rodante hippie pintada a mano, pero a lo mejor me acerque. Te lo juro... te lo juro como prometí que me dejaba de quejar. Ouch.


Y ahora esto como siempre: Esperando. Por lo menos esperando el lunes que viene, no esperando algo para lo que faltan 8 meses como suelo hacer.

(y al fin pude conectar la computadora a internet)


Una semana atrás:
Siempre me pegaron raro los viajes largos en auto, de chica los odiaba, ahora que me llevo un poco mejor con migo misma me entretengo hablando sola, son como un recreo a solas con mi mente. Pero definitivamente no era momento de hacer 1200 kilometros para ir a ver los pingüinos, en medio de una crisis existencial. Pasar demasiado tiempo juntos desgasta cualquier relación, la de mi mente y yo también.
En estos días de aislamiento tengo una misión: encontrar en el mp4 una canción que escuché mil veces seguidas en el viaje y ahora no encuentro, ni recuerdo bien la letra ni de quién es para buscarla. Además tengo tiempo y no tengo internet, así que escucho una y otra vez todas las canciones tratando de escucharla, es un misterio.  Y mientras tanto, el modo aleatorio que tan buen amigo y consejero fue siempre me dice: 
Para viajar, y traspasar la eternidad… en otra vida otro lugar,  si no a que vinimos?
Y prosigue así mi delirio. Ayer tuvimos una pesadilla. Si, de a dos. Mi hermano y yo. No la misma. La de él era peor debo admitirlo, duraba meses. El reproductor me responde, es mejor conversar con él que con mi mente asustadiza.
Lejos de la inoceeencia, lejos de la paciencia. Lejos de estar tranquila, cerca de la locura.
Sí, le contesto, Lu soñó que se volvía loco. Lo mío era más mundanal, tenía que encontrar un barquito de madera en la pileta de C y F. Estaba la abuela. En el sueño de Lu también estaba esa casa, y la abuela. Me desperté escupiendo el piso, y Lu mirándome asustado, pensaba que era una alucinación colectiva como en flashforward. No, yo no vi flashfoward.
Hay días en los que quisiera escapar, por otros mundos poder transitar, abrir los ojos y ver más allá. Nadie se muere, todo se transforma. Hablo de luz en el ser interior… Y de la luna cuando sale el sol…
Me voy a tomar café con leche. Algo está fallando si digo que no quiero perder el tiempo y estoy hace tantos días estancada en una pingüinera… En fin, siempre digo que el año que viene seré libre. Dentro de un año quiero tener una casita rodante pintada a mano y recorrer el país vendiendo cuadros con mi novio hippie. Me estaría faltando el novio hippie.
Básicamente lo mismo que ahora. Cuándo algún día valla al psicoanalista, voy a tener un año y medio de Eneros sumados para contarle. Yo voy a repetir cien veces lo mismo y él se va a aburrir mucho.

2.1.11

Recreo

primero pingüinos y paz,
después paz y playa,
luego playa y amigas.

Hasta el 28 de enero,

Nos comunicamos por tecnología o por telepatía, lo que mejor te esté funcionando, pero no cuelgues.



A lo mejor pueda conocer el fondo del mar para después soñar con él, (siempre la misma histérica, tanto me quejé, tanta fobia tanto miedo, y ahora es lo que más espero.), a lo mejor esté sola un buen rato y tenga tiempo de pensar o a lo mejor me sorprenda alguien por el camino. Seguramente me divierta, seguramente me queje de todo antes de hacerlo y me conforme después, seguramente camine y camine y camine por la playa, y mientras tanto mi mente se vaya, pasee un rato por el mar. Y ojalá no me olvide después, que a este año, al que le tengo ganas y fé, quiero recordarlo.

1.1.11

Hace un año pedí dos deseos, dos que no se cumplieron y otro que ni me lo acuerdo. A este año no le pido nada, solo espero. Tengo fé, y le pongo ganas. Y en ocho horas que van del año ya hubo momentos buenos y malos, y así vamos, por los buenos.