5.3.11

un perro de las princesas borrachas, mañana. mañana.

después de que te olvides por un rato de tu hipocresía, de que mientas en el taxi y en las escaleras, y antes en el baño  y en mcdonals. después de mentirle a las paredes y a las rosarinas, al taxista y a tu madre y al vaso de agua y en la y bolsa de basura,  y que simules que ntres y no lo hagas y e tambalees agarrada de la  baranda y no tengas fuerza para ver la película que te importa más que el ritmo de tu vida y que las fiestas y los amigos y las vacaciones, después de que suene el timbre y te agarre el remordimiento porque ellos nunca tuvieron tal libertad, y que te agarre el miedo porque no sabés que fue de él, y que escuches esa música que odiás pero en silencio, y que respires y el oxígeno no cambie nada, y que te acuerdes de un conjunto de células estacionadas en la puerta de tu alma pero con 56200032 centímetros de margen de error, y de tu soberbia seguridad de que nadie va a entender nada, y tu intermitente intolerancia, y tu hambre y tu seguridad y tu iniciativa de mentira y tus ideas y tus fracasos, y después de que te impidas terminar con una frase quemada de un aj edrés y un perro y alguna aristocracia, y después de todo eso y tres tequilas y alguna cerveza y agua y vodka y café y un tostado, con papas, grandes, y que no sabés porqué (pero gracias) que te vendieron a esta hora, y gracias, princesa, sigues con tus movidas reina, y que mierda hago escuchando una canción tan mala y que esa música no es mía, la escucha mamá. Y gracias por la remera y la pulserita y todo lo que te robo y por favor todavía no toques el timbre... Hasta mañana, hasta mañana... y quiero ver esa película, dejame, dejame, permitime que la entienda de todas formas. y lo subtítulos, los subtítulos que me importan. 

Si leíste todo esto, tenés tiempo, tenés tiempo de pensar una palabra rara, que sea un nombre que necesito y el fin de mis excusas para empezar de una vez, esos proyectos.

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