10.4.11

en este cielo no brilla un sol



Tía: _¿Y porqué elegiste esa carrera, nena?
Yo: _Porque puedo hacer la tarea borracha.





Día 42 (día 49 del año de Ato)
Hace treinta días me separé del grupo para comenzar con mi labor científica. A simple vista parecen confirmarse las sospechas de la expedición anterior, estas tierras estuvieron violentamente sacudidas por sismos hace mucho tiempo, y probablemente fueron las primeras en emerger entre el océano Panlehico y el Xzotapel, dando origen a los continentes de Mayón. Las aguas del Río  Tahoal parecen dulces y similares a las de la Tierra, por lo tanto, si los Mayónicos no se acercan al Río, sus organismos deben ser muy diferentes a los nuestros. Quizá consuman agua salada, o los océanos sean dulces. Pero aún estoy lejos de los océanos, primero necesito llegar a Noat, la capital geológica; de allí surgieron los pocos datos que las expediciones anteriores pudieron enviarnos, y es una gran promesa. Si allí no están los Ñandús, por lo menos habrá algún rastro que seguir.   En general, los paisajes me recuerdan al sur de Cablera. Grandes llanuras rojizas y un cielo profundamente azul. Pero en este lugar no hay aves en el cielo ni animales en la tierra. Solo hay animales en las aguas del Tahoal, se parecen a nuestros peces, pero  no tienen necesidad de estar siempre en el agua para respirar. Y lo más impactante, es que en el cielo no brilla un sol, sino dos. 

Continuará...

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