19.12.12

Reencantamiento

Hay un juego que tengo desde chiquita (mentira, desde bastante grande).  A veces, cuando no puedo tomar una decisión, o cuando necesito saber el futuro con urgencia (que es básicamente lo mismo), le pregunto a un libro. Bueno, no es solo para momentos místicos, también sirve para reírse con amigos. La cosa es que funciona. A veces hasta (me) asusta.

No es que pueda predecir un tsunami o una crisis económica, pero por algún motivo, llámese el más allá, el inconsciente o algún camino de la física cuántica, las respuestas siempre tienen coherencia con la pregunta. Sin excepción.   Algunos dicen que es un exceso de interpretación. Pero entonces que lo prueben. No contesta únicamente con metáforas, tenemos hasta antecedentes de respuestas con fechas y nombres propios. 

El libro en sí no importa, en este caso es un regalo de una tía que estaba a mano. Algunos dicen que más filosófico mejor, pero yo digo que no. Las novelas andan bien, y predicen unos futuros que dan miedo. El método es sencillo. Se hace una pregunta. Se abre el libro. Lo primero que se lee es la respuesta. No importa si es la primera palabra de la página, ni si es la de la izquierda o la de la derecha. Se puede empezar por el medio. Se pueden leer todas las palabras que quieras... Porque siempre la parte que se lee tiene sentido. 

Todo esto es un enredo para contar cómo resulta que va a seguir mi vida de ahora en más. Voy a evitar contar la pregunta: soy reservada, supongamos. Pero convengamos, también, que cuando alguien tiene la oportunidad de hacerle una pregunta al más allá, debe preguntar en principio lo mismo...  Esta es la primera respuesta: 

[...]dio un poco de pudor ser tan sensibles. Emocionado, el maestro contestó: -Hija, no tengo ningún poder sobrenatural. Pero puedo decirte que tres meses mal vividos son como segundos, mas tres meses vividos en plenitud son una eternidad. No entierres a tu hija en  el sepulcro de tu miedo. 

Está bien, no es la revelación que prometía. Pero que el mismo libro me niegue sus poderes sobrenaturales tiene su mística... Y a parte,  todo tiene su sentido en intertextualidad con mi pensamiento. Además, en una parte de la página dice "mora". Mora era mi nombre de mujer favorito, por ser una palabra con muchos anagramas y muchas acepciones. Sí, cosas de chicas a las que nos llama la atención la lingüística. 

Pero sigamos, es en la segunda respuesta cuando se pone interesante. Es mi parte favorita, porque es cuando el libro me bardea. Es que es tan bueno para mostrar afecto como yo. La pregunta esta vez es la siguiente (¡como para que el más allá no se me enoje!): ¿Si no le hago caso a lo anterior, ¿Podrá ser que mi problema se resuelva solo?

¡Utópica! ¡Date cuenta de tu propia pequeñez! [...] ¡Loca! ¡Quieres ser una heroína! 

Ok, ok. Ya nos entendimos. No voy a boludear más al libro. No voy a dejar que mi vida se siga intentando resolver sola. Vamos, entonces, con una última pregunta. Esta es fácil. ¿Cómo termino este texto?

Lo que el maestro nos pedía era que hiciésemos un experimento social diferente de todo lo que yo había aprendido en la sociología. No quería que fuésemos a África con apoyo financiero a hacer caridad, ni que ejerciéramos la filantropía en alguna institución, ni que expusiéramos la base de alguna religión o partido político. [...] Sólo debíamos ser seres humanos que se conectaban con otros seres humanos. 

Ahora sí. Esta podría ser la respuesta a la primera pregunta, y mucho más explícita. Es que el libro es como yo, tiene un poco de delay para las revelaciones. Nada de escaparme a África a ser ermitaña aislada de la sociedad...

(p.d.: En dos preguntas extras que no vale la pena mencionar, el libro sugirió que me tome un vino y me deje de joder.)

1 comentario:

  1. Dejame decirte que estoy sumergiéndome en este espacio, volador, lleno de vida, que aparenta ser fantástico? pero así como tiene alas, también puedo verle los pies. Me encantó este relato en particular, genial la pd. Por cierto muy inspirador, como el resto del blog (lo que me lleva a seguir deambulando por aquí).
    P.d.: queda implícita la palabra artística en medio de "delirio de tami".

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