30.9.14

Muchas horas

Sobra de su cuerpo, se derrama
maldición
y yo nunca voy a terminar de leer.

29.9.14

Sentencia II

Cómo te vas a olvidar de la fobia al teléfono y te vas a comprometer a atender un hotel. El verano no va a estar bueno.
Cómo te vas a olvidar de planear un escape y resignarte a que nadie te acompañe a volar otra vez. El verano no va a estar bueno. 
De andar desperdigando retazos de alma por el continente entero no pude advertirte. Ni lo hubiera hecho. Pero te lo repito: el verano no va a estar bueno. 

Me dejó la ventana abierta

Se lo prometí a Flora: no voy a tocar nada hasta que ella vuelva. Me dijo que tardaba unos minutos pero todavía no volvió. Me dijo que me quede sentadita en la cama. 
Le prometí que no voy a tocar nada, que lástima, si no se lo hubiera prometido, podría hacer alguna cosa para que se me pase más rápido el tiempo. 
Si pudiera prender la televisión, me divertiría un rato. Pero le prometí que no voy a tocar nada. Así que no puedo tocar ni siquiera el control remoto. Si no se lo hubiera prometido, podría robar un chicle de los que están sobre la mesita de luz. 
 Me dijo que tardaba unos minutos, pero me parece que pasaron horas. Me parece que voy a tener que ir pensando en romper mi promesa. Pero romper una promesa es muy malo, así que voy a tener que pensar otra cosa. 
Si no le hubiera prometido no tocar nada, podría ir en silencio hasta la cocina a buscar su número que está pegado en la heladera, y llamarla desde el teléfono del comedor, a ver porqué está tardando tanto. Pero prometí no tocar nada. Ni siquiera la manija de la puerta. 
La ventana la dejó abierta, para que me entre un poco de aire. Si hubiera sabido que iba a tardar tanto, hubiera gritado, a ver si alguien que pasaba por la calle, a ver si podía buscarla, o llamarla, porque no venía más a buscarme. Ahora ya es de noche y no pasa nadie. 
Me quedé dormida, Flora no volvió. Parece que tampoco volvió nadie a la casa. O a lo mejor vinieron por la noche y se fueron temprano, y no se dieron cuenta de que me dejó acá sola. No puedo salir sin tocar la puerta, pero si hubiera escuchado pasos, les hubiera gritado. No le prometí callarme la boca. Me parece que igual no le gustaría, pero no me hizo prometérselo, seguro que porque pensaba volver en un minuto, y era seguro que no iba a llegar nadie. 
Seguro que por la mañana pasó alguna persona por la calle, pero estaba dormida, y ahora es tarde de nuevo y por el balcón no veo más que perros. Esto de no tocar nada es tan complicado, ya no se dónde poner las manos. Me inventé un juego, camino de una pared a la otra y tengo que dar los pasos justos para llegar con el pie entero al borde de la última tablita del piso. 
Es lo único que se puede hacer sin tocar nada. Estuve mirando fijo la manija de la puerta, como para ver si se abría sin tocarla, pero no pasó nada. Un montón de veces estuve por agarrar los chicles de la mesita, pero no vale la pena, romper una promesa por un chicle. La rompería si hubiera un plato de pollo. Pero no hay. 
Me inventé un juego nuevo, corro de una pared a otra tomando impulso, y doy saltitos por arriba de la cama. No toco nada, no estoy rompiendo mi promesa, tocar algo con los pies no cuenta. Me estoy enojando con Flora, ya no se donde se habrá metido. Me parece que si se hace de noche de nuevo, y no pasa nadie por la calle, voy a tener que pensar una forma de salir de acá. 
El borde de la ventana no es mucho más alto que la cama. No tiene rejas, tiene esos barrales cortitos de cemento de las casas viejas. Si corro de una pared a la otra, y tomo impulso para llegar a la cama, tal vez pueda correr por la cama y con ese impulso dar un saltito hasta la parecita de la ventana. 
No tocaría nada. Practiqué tanto el juego que no toco ni la pared. 
No se si la pieza es muy alta, cuando Flora me trajo era temprano y yo estaba dormida. Y no llego a asomarme a la ventana para ver bien la altura, para eso tendría que ayudarme con las manos. 
Flora no vino. Se está haciendo de noche. 
Quizás abajo haya pasto. 

28.9.14

¿Quién sos?

¿Quién sos?
La consciencia química de tu piel salada, el deseo exprimido de la montaña
el fantasma de una cadena
que queres cortar
extinguiendo
tu fuego

26.9.14

Medida cósmica

Abro medio ojo, que es todo lo que me atrevo a abrir, y compruebo, porque veo el borde de sus dedos, que todavía está ahí. Lo vuelvo a cerrar y hago un esfuerzo imposible en pensar qué decirle.
Imagino el diálogo entero. Pienso frases, preguntas, reacciones, y respuestas adecuadas para cada reacción. Extiendo un sólo dedo y tanteo con la uña, rozando su hombro, que no se haya ido.
Repaso el diálogo una y otra vez, como si fuera un guión, hasta que queda impecable en mi cabeza.
Construyo una historia entera para cada respuesta posible. Al final me convenzo de que ya puedo enfrentar la situación.

Pero abro los ojos, y un destello triste en los suyos deja claro que entre mi nariz y sus pestañas hay veinticinco millones de años luz. El destello me alcanza y me borra de un rayo todas las respuestas.


Más en  Historias para leer en el Subte

Orgullo para qué

Nunca te arrastraría a un mundo sin verdad; y dice el protocolo que la verdad no existe (sería tan políticamente incorrecto encontrarla ahora, 
eternidades enteras lleva la humanidad fracasando en eso). 
Así que me apagaré sola, buscándola con culpa (con la culpa con la que los intelectuales leen novelas de amor).

25.9.14

Esa chica duerme mal

Un piano que no afina, fruta en mal estado, lanas que no abrigan
¡Acá hay algo raro! diría la psicologa, de no haberla abandonado
Pero lana que no abriga, con eso ya habíamos jugado. 

24.9.14

"Pasa rápido"

Ahí vienen las madres buenas a consolarte, practicando el tonito con el que se calma a un niño que el 26 de diciembre descubre que no habrá navidades por un año entero (cuando Papá Noel quizás ya sean los padres). 

22.9.14

Pacto

Entregá el monopolio de tu piel y tu sonrisa por alguna promesa vaga.
Es el Roca-Runciman de todas las carnes de todos los cuerpos, Siglo XXI. 

Sepa disculpar

No es ahora, 
   ya sucedió
              (calmate, 
                  ya sucedió).

   Te noté delirar 
 y fui un momento eslabón de lo que trato de cortar. 
           (Trato de cortar.
                       tengo una herramienta demasiado literal).

Cruda, bestia
y también blanda, ínfima
espectro viejo de un harén
que andá a saber quien formó, cómo sufrió, 
y como está implantado, impregnado en algún registro
                                  genético poco investigado que manda sufrir
                                             una catársis
                                                      con intuición y sin memoria.

                                                Enojo, 
                   otro de los que pinchan las panzas. 

                                         Mueran
                                               conmigo 
                                                  las cadenas
                                                       de culpas
                                                      patriarcales
                                                 en la caída de un árbol
                                                  seco viejo sabio gris
                                                  centenario 
                                         sin descendencia.

                                 Sin miedo, 
                                   mueran

          que en esta tribu nadie va a extrañarlas
               nadie va a extrañarlas
                  nadie va a extrañarlas.

21.9.14

Perdidos

Los que nos invitan
a mi a distraerme
a vos a enamorarte
a la sirena a caminar.

Diagnóstico

Angustia
amor
deseo
felicidad
gastroenteritis
apendicitis
cáncer.

Y otras cosas que se pueden sentir como un pinchazo en la panza.

Ácido

El cuerpo se te desarme quizás en ese encuentro callejero,
(como cuándo las mandíbulas ven un kiwi y se preparan con ese dolor-cosquilla)

20.9.14

Azucena

Se abre el jazmín
se revienta la tetera
se escandaliza la tía

dichosos los invitados a su cena.

Frutos rojos

Para que te de la razón el tiempo, 
necesitás tiempo. 
Y para que te la dé  un idiota, 
tan solo un idiota.

Cuando ese idiota
tenga una cita con el tiempo
yo te invito
a tomar el té. 

19.9.14

Efecto mariposa

La punta 
de la uña
de tu meñique
rozó mi pestaña.

Y aunque enseguida desapareciste,
todo lo demás
comenzó 
en ese aleteo.

16.9.14

23

pedir un deseo era eso: pedir tu deseo.
No creo en Tamara, 
pero que la hay la hay.

Fans de las semillas



Te preguntan
te preguntan
te pregumtan
cómo empezó.

15.9.14

Para ahogarte


       Le quedan bien las canciones 
            y  me ahogo en el vaso
                en el que mezclo pintura.
                 Enjuago mal la pintura
            y vos después tomás agua.
         Pensá con cuidado
            que puede  pasar
     si no te pido permiso
           para causarte un ataque
                   para sufrir espionaje
       y si algún día se encuentran
          su camisa y tus guantes
                 y yo te miento un milagro
          para pintarte una historia
                  que es sagrada y profana
              para sacarte del charco
                 y para llevarte a una pieza
       como excusa de la acción.
 Te voy a llevar a algún lado
como justificación.

14.9.14

Primavera

Entre tus estanterías, un día me encontré perdida, y pensé que en esa inmensidad nunca podría encontrarme, más que merodeando como intrusa, como rata por tirante. 

Otro día, cuando el viento ya te había llevado, me encontré un libro que te había robado, y entre las páginas, que estaban un poco mordidas, encontré un diálogo, que me decía:

Este septiembre nadie lo predecía, hace mucho no hay un tiempo así.
Y yo te dije que todo se paga; que esta lluvia constante, yo te la advertí. 


12.9.14

No vuelven a vibrar los pies

Ayer escribí algo que decía así: "Hacé la prueba. Cerrá los ojos. ¿Qué sentís? Nos vibran los pies. ¿Y que pensás? Antes te vibraba el cuerpo y era el amor, era un presagio, algo eran las cosquillas, por lo menos amistad". 
Hoy pasa de divague a cuento y de charla de amigas a sabiduría de vieja y se transforma en un Relato para leer en el subte. Pasen a ver.

11.9.14

Nos vibran los pies

Estamos viejas, comadreja. Ayer nos tomamos un helado con nuestra adultez. Yo te conozco desde que no había celulares: me encanta haber nacido justo a tiempo para poder decirle eso a alguien. 
Una de las últimas veces que hablé con mi abuela me contó una historia, se trataba de dos que se encontraban en un árbol. Tenían que mandarse alguien a avisar a la casa en qué lugar se iban a esperar la semana siguiente.
Por eso ya está, ¿qué le vamos a contar a los demás? ¿La historia de esa vez que no nos contestaron el whatsapp?
Ya lo sé, ya lo sé. No tengo razón. Solo me invento alguna excusa para no tener nada que contar. 
Pero te juro, comadreja, acá hay algo que no está bueno. Hacé la prueba. Cerrá los ojos. ¿Qué sentís? Nos vibran los pies. ¿Y que pensás? Antes te vibraba el cuerpo y era el amor, era un presagio, algo eran las cosquillas, por lo menos amistad. 
¿Y ahora en que pensás? Que debe estar pasando por la avenida un camión, o que arriba de la mesa debe estar vibrando el celular. 
Los árboles no vibraban, comadreja. No mentían. 

Retorno

Cuando escribo así no me gusta; toda metadiscursiva y quejosa y críptica y un poquito monotemática. Pero vuelvo, siempre vuelvo, eterno retorno a la nada. Como si buscara repetir el lamento hasta que un día se haya convertido en obra maestra.

Tengo que encontrar un cuaderno que tengo tirado por ahí (me mandó un maestro). Cuando lo encuentre puede que vaya a llorar, o puede que vaya a reírme de mí. 
Pero puede que no lo encuentre nunca, nunca cuido (ni un poco), nada con valor sentimental.

9.9.14

Camino

Camino.
Treinta cuadras.
Cuarenta y Cinco cuadras.
O Veintidós,
pero con un pié quebrado. 

Mientras tanto, 
(en facebook)
Los amigos de la infancia
se casan
se reproducen
mueren.

Y yo camino. 

8.9.14

destiempo

Un poco tarde
un poco temprano
o a veces 
muy en el momento justo
(ahora no puedo
sacarte de ahí)

7.9.14

Más contagiosas que nunca

No me pregunto 
si saldremos del bunker. 
¿Qué quedará afuera?
El cielo naranja está aterrador,
y el orgullo sobre espejos rotos 
no me deja regalar más nada. 

Desde arriba del tobogán, 
se ríen los chicos
de la nena que abajo
lee el final de los libros
antes que el principio. 


5.9.14

Los invasores

[...]Son parte de nosotros. Cuando llegaron, no fue culpa nuestra. Y ahora se nos hizo costumbre vivir con el cosquilleo en el cuerpo. Son nuestra compañía, una presencia que por las noches nos hormiguea por los pies y por las tardes nos acaricia las orejas.
Expertos del mundo se ofrecen gratuitamente a exterminarlos. Muchos en el pueblo se están desesperando, quieren marchar para que nos respeten la decisión de seguir viviendo con ellos.
Yo les digo que no pierdan tiempo. Que los dejen. Que vengan. Que traigan sus venenos. Que traten de matarlos.
Que no van a poder.[...]

El cuento completo, metáfora de lo que quieras que sea, en Historias para leer en el subte.